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domingo, 16 de septiembre de 2012

"Porque realmente dicen 'fuck you' cuando escuchas 'I love you'".


Domingos de resaca en mi laberinto sin muros. Es irónico no poder encontrar una salida en un lugar donde nada te limita físicamente, pero si no hay puertas me pierdo. Me senté en medio de la nada para observarlo todo y noté demasiado espacio para mí solo. Mi tesis cambiaba continuamente, llegaba a conclusiones cada dos por tres y yo no quería eso. Quería no pensar, necesitaba desatarme de esas sogas que apretaban mis tobillos y se tensaban cada vez que me intentaba escapar hacia ningún lugar. Traté de romperlas y mis manos empezaron a sangrar, pero estaban limpias. La sangre salpicaba el suelo y mi orgullo el techo. El amor se había encerrado en el sótano hasta quién sabe cuándo. Volví a mirar mis manos y observé las marcas de las quemaduras de la cuerda, sinuosas y profundas; tenía la piel rebanada y mi sangre se manifestaba en masa bajo el eslogan de: “Ella tiene la culpa, tú hiciste las rectas curvas”. Me escupí en las manos para calmar el dolor y no hice más que ensuciarlas. Mi boca estaba llena de odio. La mía, de mí, yo. Yo, que nunca odio, que nunca guardo rencor. Mentira, ¿Te conoces? No me reconozco. No soy intragable pero no me disuelvo, o me tomas solo o no me tomes. Pueden llamarme egoísta porque lo que es mío, es mío y no comparto aquello de lo que no puedo persistir.
Debí darme cuenta antes de que era un buzón dónde todo el mundo metía sus cartas y cada una de las personas pensaba que era la única que lo hacía. Un buzón de Correos. ¿Cuántos lo harían? Yo lo hice demasiadas.

"Tú vives tu vida pero ¿Quién escribe tu guión?"




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