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lunes, 24 de diciembre de 2012

Palpándonos.

    Echo de menos un beso sincero, una caricia que me lleve del menos cien al cero. No quiero el cielo, quiero tu infierno, ser fuego eterno... Aunque me quieras lejos entraré con sigilo, haré que nuestras pupilas bailen ombligo con ombligo al compás de las gotas de lluvia que cayeron sobre nuestros domingos.
    Hoy es día de tormenta y caen chuzos de punta sobre lo que un día llamamos nuestra fórmula secreta; escribo a ciegas pero no estoy ciego, sé lo que hago y por quién me rompo aunque esté casi ahogado.
    Tu espalda es mi arpa y el corazón el bombo y la caja, decidimos estar desnudos cuando tus piernas pidieron a gritos ser secuestradas, y nada más, una vela e incienso para quitar el olor a gas y así nos quemamos... Palpándonos, empapando la atmósfera de odio a ratos.






"No conseguir lo que querías puede resultar un maravilloso golpe... De suerte".

lunes, 10 de diciembre de 2012

Vuélcate conmigo y me vierto.


       Ese chico se está deshaciendo al compás de las manos de aquella pianista; su melodía no desafina y el hilo musical hace que se pierda el violín de fondo.
       Ese chico no sonríe para nadie más, desentona demasiado para no ser diferente. Todos ven algo en él pero pocos son capaces de apreciarlo; no puede disimular no haber pillado a su orgullo en Bentley vigilando su azotea, vestido de traje, con la tristeza como compañera de viaje y la indiferencia despidiéndose pañuelo en mano.
       Una vida repleta de frases sin acabar y demasiados paréntesis, las manos arañadas de plantar rosas y recoger espinas y un saco de malas costumbres que solo la avaricia podría romper.

      Queda poco que decir desde que ese violín encontró su piano.