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domingo, 27 de noviembre de 2011

Joder... A veces me siento Game Over.

Nunca pensé que por robarla un beso acabaría en la cárcel de los recuerdos. Siempre fuimos dos, no uno, y quizás ese fue el principal problema. Sospeché del tiempo pero él nunca tuvo la culpa, también de la ignorancia pero quedo demostrado que a veces es mejor no saber nada. El cenicero me mira con segundas y la cerveza me pide el comodín de la almohada.
Jamás supe responder a mis preguntas ¿sabes?, pero ella nunca quiso darme respuestas.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Pensamientos

Pensamientos que asaltan tu cabeza robándote tiempo, razón y sentido. Armados hasta los dientes destrozan todo lo bueno y cuando terminan...se van, pero sabes que volverán y que no vas a poder hacer nada para evitarlo por lo tanto simplemente esperas… hasta que una vez más llegan todavía peores… más duros, más crueles… y dejan a su paso un dolor intermitente pero intenso que baja recorriendo tu pecho y le da una puñalada al corazón, una más de tantas… hasta que vuelve a subir y entonces se refleja en tu rostro que se estremece y se desahoga… un grito al vacío, una lágrima solitaria… es entonces cuando tu cabeza pierde el control de tu cuerpo y el dolor y la rabia se apoderan de él dando un latigazo a tus brazos que ya no pueden contenerse más y se desatan con ira cerrando tu mano y…

jueves, 24 de noviembre de 2011

Las cosas nunca salen como uno quiere.

No siempre las cosas salen como uno quiere. La vida da tantas vueltas que al final te acaba mareando, se ríe de ti, en tu cara y tú a veces ni te das cuenta. No sé porque los mejores recuerdos siempre llegan a tu mente en una mala situación, no sé si para auto-convencerte de algo o simplemente porque es así y no hay más. El problema viene cuando tienes que decidir si merecen más la pena los buenos o los malos momentos de una situación, ese gran dilema moral que tanta gente sufre a lo largo de su vida, tengo 17 años y no sé muy bien que será de mí, pero ahora mismo tengo muy claro que quiero, pero también que debo hacer. Sé muy bien que no quiero y que momentos abundan en estas circunstancias. La puerta está entre abierta, tengo una llave y un candado para cerrarla y las mejores botas del mercado para poder abrirla de una patada y dejar todo atrás. Existen tantas sensaciones merodeando por todo mi cuerpo que no sería capaz de describir con certeza una sola de las miles que me recorren. La autoestima está rodando por los escalones y el orgullo se asoma por la repisa de la ventana acompañando al dolor que me guiña un ojo sin transparencias, sin embargo, el sentimiento más grande tira de mí arrastrando con benevolencia el resto de las virtudes que me llevan al ocaso. Muchos pensarán que mi brújula no va hacia el Norte, sino hacia campos verdes, y el que no lo entienda, lo siento, pero nadie le ha pedido que lo haga.
No sé cómo, ni cuando, ni si quiera si tengo suficientes por qués, pero el que tiene un por qué tiene un cómo, y el que tiene un cómo siempre puede desarrollar el cuando. Si lo quieres lucha.