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martes, 31 de julio de 2012

Montaña Rusa.


Son casi las 4 de la mañana y huelo rabia, desesperación e impotencia.
Tu sueño está tan cerca como ganas e ilusión tengas por cumplirlo y tan lejos como con cuántas piedras te entretengas por el camino. No soy quién ni tengo por qués. No pierdo el tiempo pero no termino de aprovecharlo. Sueño ligero pero ilusionado, profundo, desbocado… Cada día amanezco como un crío con zapatos nuevos aunque a veces se me olvida ponerme los calcetines y así pasa… Que mis pies acaban destrozados por caminar tanto hacia ese lugar sin estar preparado. Tan pronto subes como se colma el vaso y se desborda. Tan tarde te das cuenta que el vaso se derrama sobre la mesa y el agua sobrepasa su límite haciendo catarata, inundando el suelo lentamente; entonces debes tener cuidado, porque cualquier movimiento en falso te puede hacer resbalar y caer de espaldas. Ahí estás perdido.
Se me llena el pecho de locura cuando veo que los más hambrientos no están comiendo ni si quiera las sobras y los que se deleitan con el pastel no merecen ni la masa de éste. Esta situación da lástima. Además, no es sólo esto, la gente sin criterio da bola a gente que está ahí arriba por ser amigo de… Cuando lo único que hacen subiendo a un escenario es aburrir y, en mi humilde opinión, demostrar que están ahí chupando de la sangre de otro. Lo peor de todo es que la culpa la tienen los que dejan que los parásitos se amamanten de ellos.
No me quita el sueño porque sé que a mí no me va a afectar pero tampoco callo porque están jodiendo a chavales que valen mucho más que todos esos individuos sin personalidad.
“Más peña entra, más peña sobra”

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