De esos días en los que te levantas porque tienes que hacerlo, pero te quedarías todo el día tirado en la cama aislado; de esos en los que te levantas, miras por la ventana, ves el sol esplendoroso y el cielo despejado y preferirías haberte quedado en la oscuridad del fondo de tus sábanas que, al fin y al cabo, son las únicas que te arropan. Es triste quejarse de vida sin tener problema alguno, es desesperante observar como se va desvaneciendo y estar viéndolo desde primera fila sin poder hacer nada, pero haciéndolo todo.
Puede que nada vuelva a ser lo que era, pero… ¿Y si quiero más?, ¿Qué pasa si quiero que sea todavía mejor que antes? Supongo que da igual, porque la impotencia de intentar y no conseguir se está empezando a apoderar de mí y quizás cuando todo empiece a volver a la normalidad sea demasiado tarde.
Puede que nada vuelva a ser lo que era, pero… ¿Y si quiero más?, ¿Qué pasa si quiero que sea todavía mejor que antes? Supongo que da igual, porque la impotencia de intentar y no conseguir se está empezando a apoderar de mí y quizás cuando todo empiece a volver a la normalidad sea demasiado tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario